FRAGMENTACION




Era una parte de mi
Que se había ido
Que se ocultaba
Esa que había decidido ser
Que se escondió un día
O que simplemente me olvidé que era
Esta noche apareció
Y la invité a quedarse.

EL QUE HABLA

No soy yo, es mi cuerpo el que te habla.
Es él el que te dice, cuando la razón descansa, que ya no puede con el dolor.
Es él, que aprovecha que la cabeza no lo censura, te dice que ya no puede más.
Y entonces, como no tiene quien lo agarre, te busca, para amarte y para odiarte.

Él, te dice, de la peor manera, porque no entiende de sutilezas, que está cansado de contraer, que ya no quiere apretar mas, porque siente que de tanta tensión un días de estos se va a deshacer y que ya no quiere llorar, porque tanta agua salada lo va a dejar seco, y si se seca ¿Qué hace? Te pregunta.

El quiere, te explica, volver a las risas de placer sin tiempo y sin pausa, quiere volver a flotar bajo el sol de tu mano. Quiere sentir los besos tibios largos una y otra vez…

Pero no puede más te die, la tristeza lo deteriora, el dolor lo agujerea, y te lo dice así, con violencia mientras yo duermo.

Aprovecha que no estoy, porque yo jamás le permitiría este exabrupto.

ROMPECABEZAS

Las fichas encastran perfectamente, volviéndose distintos paisajes, figuras nuevas, formas y colores desconocidos, distintos.

Pero la imagen es una y se impone casi con obsesión, me lleva casi como por inercia, con una fuerza que ni mi razón ni mi cuerpo pueden contener.

¿Es que no soy capaz de distinguir otros colores?

Y de pronto lo veo, soy un espejo, un espejo que no me devuelve mi imagen. Un espejo en donde se miran otros, dejando rastros.