EL QUE HABLA

No soy yo, es mi cuerpo el que te habla.
Es él el que te dice, cuando la razón descansa, que ya no puede con el dolor.
Es él, que aprovecha que la cabeza no lo censura, te dice que ya no puede más.
Y entonces, como no tiene quien lo agarre, te busca, para amarte y para odiarte.

Él, te dice, de la peor manera, porque no entiende de sutilezas, que está cansado de contraer, que ya no quiere apretar mas, porque siente que de tanta tensión un días de estos se va a deshacer y que ya no quiere llorar, porque tanta agua salada lo va a dejar seco, y si se seca ¿Qué hace? Te pregunta.

El quiere, te explica, volver a las risas de placer sin tiempo y sin pausa, quiere volver a flotar bajo el sol de tu mano. Quiere sentir los besos tibios largos una y otra vez…

Pero no puede más te die, la tristeza lo deteriora, el dolor lo agujerea, y te lo dice así, con violencia mientras yo duermo.

Aprovecha que no estoy, porque yo jamás le permitiría este exabrupto.