ROMPECABEZAS

Las fichas encastran perfectamente, volviéndose distintos paisajes, figuras nuevas, formas y colores desconocidos, distintos.

Pero la imagen es una y se impone casi con obsesión, me lleva casi como por inercia, con una fuerza que ni mi razón ni mi cuerpo pueden contener.

¿Es que no soy capaz de distinguir otros colores?

Y de pronto lo veo, soy un espejo, un espejo que no me devuelve mi imagen. Un espejo en donde se miran otros, dejando rastros.